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Blog de Sociología y Actualidad. 3º Mejor Blog de Actualidad del 2012

El sindicato de policía responde antes las acusaciones de violencia

Manifiesto de Sindicato Unificado de Policía, para leer todo, pulsar aquí

De todos los comentarios que me han dirigido desde el pasado jueves hasta hoy lo de «la policía está para servir al pueblo», como rechazo a nuestra actuación ante los alumnos del Instituto Lluís Vives de Valencia es lo que más me ha llamado la atención y por eso lo utilizo como título de esta reflexión.

Han sido muchas las personas que han utilizado esta argumentación como rechazo a nuestra actuación sin percatarse de que esta frase tiene que llevarse a la práctica de alguna manera, articularse de alguna forma, y que no es la Policía quien debe, (ni, puede, ni quiere) decidir en cada momento qué tiene que hacer para, siguiendo el criterio subjetivo de cada mando o cada policía en cada situación concreta, decidir si se pone de parte del «pueblo», que lógicamente según la versión de quienes utilizan esta frase siempre será a favor de quienes con toda, parte o ninguna razón decidan cortar al tráfico una calle, por citar un ejemplo. El  hecho de que los alumnos del Instituto valenciano tengan toda la razón para protestar no añade ni resta  nada a la actuación policial, porque ese malestar se puede organizar legalmente para hacer lo mismo, pero cumpliendo las normas. En esto la culpa quizás sea más de algún/os profesores que de los alumnos, que han sido utilizados o dirigidos pensando que al ser menores eso les daba impunidad y que se podía cortar la calle sin que la policía fuera a actuar. Error de unos y otros.

La Policía, en esta y en todas las democracias, actúa siempre siguiendo órdenes de los responsables políticos que han sido legitimados por los ciudadanos en las urnas con su voto. También (en los casos de desahucios y en otros) cumpliendo órdenes judiciales, cuyo incumplimiento (lo digo para esos que piden siempre que la policía se ponga del lado del débil) puede acarrear una denuncia penal, condena y expulsión de la Policía. Desde el burladero, desde la demagogia, desde la ignorancia y el desconocimiento, se puede pensar que el que un policía se niegue a cumplir una orden legítima (otra cosa es la obediencia debida, que desapareció y que no existe, que significa no cumplir una orden de hacer algo ilegal) es gratis, pero no es así. Exigir a un policía que pierda su trabajo por solidaridad con alguien es una pamplina de tal tamaño que no insistiré más en el asunto. Y todo aquel que lo plantee deberá explicarme dónde trabaja, qué hace y cuántas veces ha sido despedido en solidaridad con alguna persona. Hipocresía y cinismo, el justo y necesario.

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